El error común en ejercicios clásicos y cómo optimizarlos al 100%

En el mundo del entrenamiento y la salud postural, es común encontrar ejercicios que se repiten una y otra vez, pero que no siempre están realizados de la manera más óptima para realmente beneficiar nuestra espalda, pelvis y abdominales. Muchas veces, estos ejercicios se presentan incompletos o sin la correcta explicación para evitar lesiones, optimizarlos y maximizar sus efectos. Por eso hoy quiero compartir contigo una versión mejorada, sencilla y segura de un ejercicio muy popular que puede ayudarte a mejorar tu postura y reducir molestias en la espalda.

Este ejercicio es ideal para quienes buscan fortalecer la zona lumbar, estabilizar la pelvis y activar los músculos abdominales de forma eficaz. Además, es muy accesible porque solo necesitas un ladrillo de yoga o, en caso de no tener uno, un par de cojines que tengas en casa que midan aproximadamente un palmo de ancho. La idea es que puedas hacer esta rutina sin complicaciones y sin necesidad de equipamiento profesional.

¿Por qué es importante fortalecer la espalda, pelvis y abdominales?

Antes de entrar en la ejecución del ejercicio, es fundamental entender por qué es tan importante trabajar estas zonas del cuerpo. La espalda, la pelvis y los músculos abdominales conforman el núcleo o “core” de nuestro cuerpo. Este núcleo es el centro de estabilidad que sostiene nuestra columna vertebral y nos permite mantener una buena postura durante el día, ya sea que estemos sentados, de pie o en movimiento.

Cuando estos músculos están débiles o descoordinados, la postura se deteriora y el riesgo de sufrir dolores, especialmente en la zona lumbar y dorsal, aumenta considerablemente. Además, la pelvis puede desalinearse, lo que genera compensaciones y tensiones que afectan no solo la espalda, sino también las caderas y las piernas. Por eso, entrenar de manera correcta y consciente el core es una de las mejores inversiones para tu salud a largo plazo.

optimizarlos

El ejercicio optimizado para mejorar tu espalda, pelvis y abdominales, y cómo optimizarlos para obtener mejores resultados sin riesgos.

El ejercicio que te propongo es una simple variante que incorpora la activación consciente de los músculos estabilizadores y el control del movimiento para evitar compensaciones o sobrecargas. Aquí te explico paso a paso cómo realizarlo correctamente:

  1. Preparación: Coloca un ladrillo de yoga o, si no tienes, dos cojines firmes entre tus rodillas. Este “elemento” debe medir aproximadamente un palmo de ancho para que puedas apretarlo sin dificultad.
  2. Posición inicial: Acuéstate boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo, a la altura de las caderas. Asegúrate de que los cojines o ladrillo estén firmemente sujetos entre las rodillas.
  3. Elevación: Desde esta posición, comienza a elevar lentamente el glúteo hacia arriba, contrayendo los músculos de la pelvis y la espalda baja. Mientras subes, aprieta el ladrillo o cojines con una intensidad moderada, aproximadamente un cuatro sobre diez. No es necesario apretar demasiado fuerte; la idea es activar pero sin generar tensión excesiva.
  4. Descenso controlado: Baja el glúteo suavemente hasta la posición inicial, manteniendo la activación del core y sin perder la presión entre las rodillas.
  5. Repeticiones: Realiza este movimiento unas 15 veces por serie, y procura hacer dos series al día para obtener resultados visibles y duraderos.

Este ejercicio puede parecer sencillo, pero su correcta ejecución marca la diferencia entre un entrenamiento efectivo y uno que puede ser contraproducente o ineficaz. Al apretar el ladrillo o cojines entre las rodillas, ayudas a activar los músculos internos de la pelvis, mejorando su estabilidad y evitando que la pelvis se desplace lateralmente durante el movimiento.

Beneficios de este ejercicio optimizado

  • Mejora la postura: Al fortalecer el core, el cuerpo mantiene una alineación más natural, reduciendo la tensión en la columna vertebral.
  • Reduce el dolor de espalda: Muchos dolores lumbares y dorsales se originan por debilidad o desequilibrios musculares. Este ejercicio ayuda a corregirlos.
  • Activa los músculos profundos: La presión moderada entre las rodillas activa músculos estabilizadores que a menudo quedan inactivos en otros ejercicios comunes.
  • Previene lesiones: Al trabajar con control y sin sobrecarga, fortaleces sin riesgo de hacer daño.
  • Fácil y accesible: No necesitas equipamiento especial ni ir al gimnasio para hacerlo.

Consejos para maximizar los resultados

Para sacarle el máximo provecho a este ejercicio y evitar posibles molestias, te recomiendo seguir estas pautas:

  • Mantén una respiración constante y controlada: No contengas el aire durante la elevación ni el descenso. Inhala al bajar y exhala al subir.
  • Controla el movimiento: Evita subir o bajar rápidamente. El movimiento debe ser fluido y consciente para activar bien los músculos correctos.
  • Presta atención a la activación: Siente cómo trabajan los músculos de la pelvis, glúteos y abdomen. Si sientes tensión en el cuello o la zona lumbar, revisa tu postura.
  • Hazlo dos veces al día: La constancia es clave. Realizar este ejercicio en la mañana y por la tarde puede acelerar la mejora en tu postura y reducción del dolor.
  • Combínalo con otros ejercicios correctivos: Este ejercicio es una pieza fundamental, pero complementarlo con estiramientos y fortalecimiento general del core potenciará sus beneficios.

Errores comunes y cómo evitarlos

En la práctica de este tipo de ejercicios, hay algunos errores frecuentes que pueden limitar su efectividad o incluso causar molestias. Aquí te dejo los más comunes y cómo corregirlos:

  1. No apretar lo suficiente el ladrillo o cojines: Si no hay presión, no se activa el núcleo pélvico correctamente. Asegúrate de apretar con una intensidad moderada, alrededor de un cuatro sobre diez.
  2. Levantar el glúteo demasiado alto: No es necesario elevar más allá de una línea recta entre rodillas, pelvis y hombros. Subir demasiado puede generar tensión innecesaria en la zona lumbar.
  3. Involucrar el cuello o la espalda alta: Mantén la cabeza y los hombros relajados durante el movimiento para evitar tensiones cervicales.
  4. Realizar el ejercicio muy rápido: La velocidad reduce la activación muscular y puede causar compensaciones. Ve despacio y con control.
  5. Olvidar la respiración: Contener el aire puede incrementar la presión intraabdominal y generar incomodidad. Respira normalmente, coordinando con el movimiento.

¿Para quién es este ejercicio?

Este ejercicio está especialmente recomendado para personas que sufren dolores en la zona lumbar, dorsales o pelvis, así como para quienes desean mejorar su postura general. También es muy útil para quienes pasan muchas horas sentados o tienen un estilo de vida sedentario, ya que ayuda a contrarrestar los efectos negativos de la inactividad en el core.

Si tienes alguna lesión o condición médica específica, consulta con un profesional antes de comenzar cualquier rutina. Sin embargo, por su bajo impacto y simplicidad, este ejercicio es apto para la mayoría de las personas que desean fortalecer su núcleo y mejorar la salud de su espalda.

Prueba esta versión 2.0 para un ejercicio clásico

En resumen, este ejercicio es una versión optimizada de un movimiento clásico que muchas veces se realiza de manera incompleta o incorrecta. Con solo un ladrillo de yoga o dos cojines y una técnica adecuada, puedes activar eficazmente tu pelvis, espalda y abdominales para mejorar tu postura y reducir dolores.

Recuerda que la constancia es fundamental: intenta hacer unas 15 repeticiones, dos veces al día, y presta atención a la calidad del movimiento más que a la cantidad. Con el tiempo, notarás cómo tu cuerpo se siente más estable, fuerte y sin esas molestias molestas que afectan tu día a día.

Si quieres mejorar tu bienestar y vivir sin dolor de espalda, este pequeño cambio en tu rutina puede ser un gran paso. ¡Pruébalo y me cuentas cómo te va!

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