Dolor de espalda y gimnasio: ¿Por qué el gimnasio no siempre funciona?

Si buscas disfrutar de una vida sin dolor de espalda, es fundamental entender por qué el gimnasio no siempre es la solución mágica para todos. Soy Juan Aznar, especialista en entrenamiento correctivo para personas con dolor, y quiero compartir contigo las claves para prevenir y eliminar ese dolor que tanto te limita. En este artículo, te explicaré por qué entrenar en el gimnasio sin una base adecuada puede incluso empeorar tu situación y cómo abordar el entrenamiento de forma segura y efectiva.

Índice

Por qué el gimnasio no siempre funciona

Una de las preguntas que más me hacen es: «He ido al gimnasio, pero no me ha ido bien, incluso he terminado lesionándome o empeorando mi dolor.» Esta situación se repite constantemente y es importante entender qué está pasando realmente.

Imagina que quieres correr, ¿lo harías sin antes saber caminar correctamente? Probablemente no. Entonces, ¿por qué entrenar fuerza en el gimnasio si no puedes moverte bien? Si tienes una articulación rígida o bloqueada, como un hombro que no puede subir hasta la vertical, entrenar fuerza sin antes corregir esa limitación puede ser contraproducente.

El orden correcto para entrenar sin dolor

  1. Eliminar la rigidez: Primero debes trabajar en desbloquear las articulaciones y relajar los tejidos que limitan el movimiento.
  2. Ganar movilidad: Una vez que la rigidez disminuye, el siguiente paso es mejorar el rango de movimiento para que la articulación pueda funcionar de manera óptima.
  3. Entrenar fuerza: Finalmente, cuando la movilidad es adecuada, puedes fortalecer los músculos para mantener esa mejora y prevenir futuras lesiones.

Empezar a levantar peso o hacer ejercicios de fuerza cuando tu cuerpo está bloqueado es como construir la casa por el tejado: no funcionará y puede causarte más daño.

Las consecuencias de entrenar sin movilidad adecuada

Entrenar para ganar músculo sin tener la movilidad correcta puede provocar inflamaciones, tendinitis y otras patologías relacionadas con las limitaciones articulares. Esto sucede porque fuerzas a músculos y articulaciones rígidas a trabajar en condiciones inadecuadas, lo que genera compensaciones y desequilibrios.

Para entenderlo mejor, piensa en un puente con un poste central y cuerdas tensas a ambos lados. Si una cuerda está demasiado tirante, el poste se inclinará hacia ese lado, y el otro lado sufrirá hasta romperse. En tu cuerpo, si un lado está rígido o tenso, la postura y el movimiento se ven afectados, y esto puede causar dolor y lesión.

El desequilibrio muscular y la falta de fuerza real

Cuando una parte del cuerpo está rígida, los músculos de ese lado están en contracción constante, mientras que los del lado opuesto están estirados y relajados. Esto significa que ni un lado ni el otro funcionan correctamente para generar fuerza. Además, una persona con mucha rigidez no necesariamente está fuerte; de hecho, suele tener menos capacidad de fuerza funcional.

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La importancia de la valoración personalizada

No todos tenemos los mismos rangos de movimiento ni las mismas limitaciones. Por eso, es fundamental realizar una valoración personalizada para saber qué movilidad es óptima para ti y qué ejercicios específicos debes hacer para corregir o mejorar tu condición.

Por ejemplo, una persona puede necesitar una rotación interna de cadera de 20º para vivir sin dolor, mientras que otra puede requerir 40º. El objetivo es alcanzar un rango funcional que te permita tener una vida normal y sin molestias, no forzar rangos ideales genéricos.

Consejos para un entrenamiento efectivo y duradero

  • Paciencia y progresión: No pretendas ganar fuerza o movilidad de un día para otro. El cuerpo necesita tiempo para adaptarse.
  • Consistencia a largo plazo: El ejercicio debe verse como un hábito para toda la vida. Entrenar tres veces por semana es genial, pero hacerlo solo por unos meses y luego abandonar no mantendrá los resultados.
  • Evita los extremos: No hagas dieta o ejercicio de forma estricta solo unos días y luego te excedas o dejes de hacerlo. La clave está en el equilibrio y la regularidad.

Al igual que cuidar tu alimentación, cuidar tu cuerpo con el ejercicio adecuado y constante es la mejor manera de prevenir el dolor y mantener una buena calidad de vida.

Conclusión

Si has experimentado que el gimnasio no te ha funcionado o te ha empeorado el dolor de espalda, es probable que estés empezando por el lugar equivocado. Primero elimina la rigidez, luego gana movilidad y finalmente fortalece. Esta secuencia es clave para que el entrenamiento sea efectivo y seguro.

Además, te recomiendo hacer una valoración personalizada para conocer tus necesidades específicas y trabajar en función de ellas. Así podrás disfrutar de una vida sin dolor y con mayor bienestar.

Recuerda que el cuidado físico es un camino a largo plazo, y la constancia es tu mejor aliada. ¡No te rindas y sigue avanzando hacia una vida más sana y sin dolor de espalda!

This article was created from the video Dolor de espalda y gimnasio | Podcast Nforma capítulo 4 ¿Por qué el gimnasio no funciona siempre? | with the help of AI.

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